Un robot que pinta como Rembrandt

 Un robot que pinta como Rembrandt, o, ¿puede la inteligencia artificial ser un artista?

 

Un robot que pinta

Aunque el boom de noticias sobre la IA comenzó a abrumar por internet y las redes sociales desde noviembre del año pasado, esta tecnología llevaba ya un tiempo evolucionando, y, en lo que concierne a la esfera del arte, analizando obras y pintando como un demonio desde el 2016.

 

En específico: una impresora 3D (148 millones de pixeles), auxiliada de un potente escanear, algoritmos y una inteligencia artificial que aglutina, almacena, interpreta y recrea datos fue capaz de pergeñar una obra como la  del maestro de la luz y las sombras, nada menos que haciendo una síntesis del estilo del pintor holandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Países Bajos 1609-1699).

 

El cuadro en mención se titula The Next Rembrandt, en él se ve una figura masculina de entre 30 y 40 años que no es una copia exacta de alguna pieza específica de dicho autor, sino una imagen inédita (y arcaica), elaborada con un poco de todas ellas, es decir, algo así como una síntesis, destilado o resumen con todo el espíritu, actitud o estilo de la obra del creador de marras.

 

Todo esto no deja de tener resonancia del cuento de Jorge Luis Borges, “Pierre Menard, autor del Quijote”, donde un oscuro escritor francés llamado Pierre Menarda escribe una versión suya del capítulo noveno, veintidós y trigésimo octavo del Quijote, pero línea a línea igual a los que escribió Cervantes.

 

Aunque en este caso los artífices detrás de este arcaísmo novedoso son los funcionarios del banco ING, los ingenieros en sistemas de Microsoft (y Bill Gates), los científicos de datos de la Universidad Técnica de Delft, los especialistas del Museo Mauritshuis de la Haya y los encargados del Museo Casa de Rembrandt.

 

La primera falsa premisa que se desprende de esto es que la noción de un creador como un ser solitario materializando sus demonios u obsesiones a través de alguno de los materiales privilegiados por la tradición (palabras, pigmentos, instrumentos musicales, otros) está en entredicho. Y digo falsa premisa porque más que un logro artístico es una proeza de la tecnología, dado que el arte es algo novedoso, original y que se gesta con amorosa lentitud en la conciencia (o el alma, si se prefiere) de un determinado artista (son tantas las definiciones de arte que no nos alcanzaría el espacio para exponerlas).

 

 

La entropía del arte en la era de la IA

Pero sin duda, a partir de este avance de la ciencia informática, o de la tecnología a secas, las nociones de “originalidad”, “realidad” “habilidad” y “artista” pueden cambiar hasta querer englobar todo y nada a la vez.

 

A nadie extrañe entonces que en lo sucesivo alguno o todos  los CEO de empresas como Open AI, Microsoft, IBM, SAS, Datarobot, Google, Amazon Web Service, Dataiku y otras más acudan anónimamente a las pujas de arte y compren a  precio gúgol los productos de sus compañías. Aún más: que den línea a los críticos de sus periódicos para que escriban espléndidas reseñas de las obras pintadas por su equipo de ingenieros, analistas de datos e impresoras de última generación.

 

Fuentes

Rada, J. (2023). “Rembrandt ‘pinta’ un cuadro 347 años después de su muerte”. 20 minutos.

https://blogs.20minutos.es/trasdos/2016/04/12/next-rembrandt-pintura-tecnologia/

 

Trilnik, C. (2016). “El próximo Rembrandt”, Idis

https://proyectoidis.org/the-next-rembrandt/

 

 

Por Juan Carlos Cruz

 

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