El tiempo-espacio fijo de Lebrija

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Breves historia del tiempo abstrae un instante y lo coloca en el susecivo espacio público.

El tiempo en perspectiva

Creo que Henry Bergson dijo que el tiempo era el problema capital de la metafísica. Si se hubiera resuelto este enigma, tendríamos las llaves del universo. Pero felizmente solo tenemos aproximaciones.

Como la sucesión, es decir el pasar de un estado a otro, es el tiempo, de pronto verlo suspendido en medio del movimiento, nos hace preguntarnos de la naturalezas de este, ¿se acabara algún día? ¿llegado a un punto, irá a la inversa? ¿se puede manipular?

La escultura pública en gran formato de Gonzalo Lebrija (1972), Breve historia del tiempo, al mismo tiempo nos arroja de lleno a este misterio que ha preocupado a físicos eminentes como Heráclito, Einstein y Estephen Hawking, quien tiene un libro homónimo.

La pieza es de la colección privada del Museo Jumex y forma parte de una muestra que se llama Al filo de la Navaja, la cual explora la fragilidad en la que vivimos en estos tiempos de pandemia, donde el encierro nos hizo ver que el tiempo sin sucesión aparente es una agonía.

El auto negro que vemos como suspendido en el tiempo e ilusoriamente desafiando a todas las leyes de la física en la Plaza del Museo Jumex tuvo su origen en un estudio de Lebrija que justamente se llamo Entre la vida y la muerte.

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Detente instante

Como Goethe, Lebrija le dijo al tiempo “detente instante, eres demasiado bello”. O si se busca una expresión menos patética: “instante, congélate, eres el intervalo que separa el ser del no ser”.

Si la arquitectura no es más que una forma de música congelada (de nuevo Goethe) esta ingeniosa pieza de arte contemporáneo no es más que la sucesión de esta misma música puesta en un escaparate tridimensional (la plaza), tal como una mariposa de taxidermia en un vitral.   

Por Juan Carlos Cruz│

 

3 thoughts on “El tiempo-espacio fijo de Lebrija

  1. José Arias says:

    El tiempo, soberano de la modernidad, amo y señor de aquellos que no saben administrarlo, mudo testigo de la estupidez humana que siempre quiere verlo a futuro sin pensar en el presente. Excelente artículo Juan Carlos.

  2. Roberto says:

    Si definimos el tiempo en función de nuestra razón, caeremos en un evidente bucle ontológico- metafísico. Mejor evitar una definición lógica y experimentar su significado tal y como lo hacen la música, la literatura y que ellas nos den el verdadero sentido del tiempo.

  3. Pingback: David Olère: testimonio artístico del holocausto - Arte Contemporáneo

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