Un caballo de Troya en forma de plátano

caballo de troya

Un plátano adherido a la pared fue el caballo de Troya para ampliar el mercado de Maurizio Cattelan.

Un plátano pegado a la pared

En la historia del arte no es la primera vez que una fruta adquiere fama. Ya antes que el plátano de 120 000 dólares, de Maurizio Cattelan, que protagonizó la exposición Comediante, otros comestibles habían sido reverenciados.

Pero llama la atención el anzuelo que este artista contemporáneo y sus socios publirrelacionistas lanzaron a los medios de comunicación quienes, en su búsqueda de noticias estridentes, recibieron el caballo de Troya de la forma más pavloviana.

La mentada banana de Cattelan hace un llamado a conocer el resto de su obra. La estrategia tiene cuatro actos: pegó con cinta gris una banana en el Art Basel Miami, la cotizó en la cantidad dicha, un millonario se la compra, y un hooligan en el inter, llega y se la come frente a una videocámara.

caballo de troya

De inmediato los opinadores que quieren dárselas de “críticos” y “conciencias históricas” pontifican con frases del tipo “la estupidez y el delirio del mundo contemporáneo” sin saber que son parte del mecanismo de publicidad gratuita.

Al cabo la noticia llega a los consumidores de noticias por la red (¿por qué entre más sonso más trending?), quienes con el tablero a la mano digitan Maurizio Cattelan y descubren que hay un más allá del plátano que a primera vista, en efecto, parece una estupidez.

Y la historia de siempre se repite. Los genios que se forman como las orquídeas en el silencio y la oscuridad son relegados por personajes como Cattelan quien además de blofear con plátanos tiene esculturas, instalaciones, futbolitos, caballos de taxidermia y resignificaciones como “Him”, “Omnia Munda Mundis”, “America 2016 Gold”, entre muchas otras piezas de humor que se cotizan en millones.

Por Juan Carlos Cruz│

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